POR QUé LOS PARQUES NACIONALES DAN A LOS LATINOS UN SENTIDO DE PERTENENCIA

El amor que mi familia tiene por los parques comenzó antes de que yo naciera. Soy hija de dos padres inmigrantes de El Salvador, que individualmente y juntos encontraron consuelo y refugio en los Parques Nacionales.

En la década de los 70, mi padre emigró de niño, solito, a los Estados Unidos. Para él, este país era un nuevo comienzo después de las dificultades en su nación de origen. Sin embargo, el estatus de ser inmigrante también tenía sus propias dificultades, el mayor siendo el racismo.

En 1984, como tantas familias, mi madre y su familia también emigraron en el apogeo de la guerra civil de El Salvador. Junto con sus padres, añoraba por un hogar y la belleza de la naturaleza.

Tratando de encontrar un sentido de pertenencia, se conocieron y juntos encontraron consuelo en el parque Yosemite. A partir de ese momento, no pasó un año sin una visita a un parque (nacional y tribal).

Crecí viendo a mis padres no solamente navegar por las carreteras, sino también navegar cómo construir una nueva vida. Los parques nacionales eran nuestro refugio del caos y del trajín del diario vivir. Simbolizaban la pertenencia y la paz, porque la tierra no pertenecía a ningún individuo específico, sino a todos los que llaman hogar a este país.

Mi amor por los parques me trajo al Presidio, que también combina mis otras dos pasiones, la historia y el arte. Trabajando aquí como guía del parque, puedo ayudar a los visitantes a comprender el parque a través del arte y la naturaleza.

¡El Presidio es especial por muchas razones! ¡Es un parque nacional gratuito en una gran ciudad! Está lleno de gente que quiere compartir su belleza con todos aquellos que necesitan un descanso o un poco de aventura.

El Presidio y el Field Station ofrecen a los visitantes la oportunidad de ser ellos mismos, lejos de las pantallas y las presiones sociales. Aquí, una persona puede volver a lo básico, sentir el calor del sol en su rostro, la admiración por la naturaleza que viene con la observación de una flor y la conexión con algo más grande que ellos mismos. Cuidar de sí mismos y de los demás es un subproducto de estar presente en estos lugares.

Invito a todos a visitar el parque, si no por la naturaleza o la historia, háganlo por su salud mental. Esto es un tema del que no se habla abiertamente, especialmente en nuestra comunidad latina, pero debería serlo.

La salud mental es esencial para tener calidad de vida, y puede ser tan fácil como reposar su espalda en el tronco de un árbol. Tener recursos gratuitos como el Presidio es un regalo increíble para la comunidad donde uno puede cuidar de sí mismo de una manera significativa.

El parque ha sido el hogar de muchos grupos diferentes a lo largo de la historia, y hoy en día todos son bienvenidos. No importan los antecedentes socioeconómicos, ni tampoco su raza o cultura.

Así que venga a sentir la grandeza de la vida caminando por los senderos o sea testigo de la magia que se filtra a través de los eucaliptos al atardecer. No olvide pasar por el Field Station para contarnos todo sobre sus aventuras en el parque con una tasita de té.  

(*) Crystal Barillas es una guía del parque en El Presidio

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