Tener buena suerte y vibrar alto va más allá de hacer un ritual o un baño de limpia energética.
Se requiere que haya una sinergia entre la mente, el corazón y las acciones bondadosas. A mayor vibración, mejores energías se acercan y la abundancia y la buena suerte se manifiestan más y se sostienen en el tiempo.
Antes de hacer cualquier baño o ritual, en especial con ruda, ten presente que tu mente debe estar pensando en positivo. Una meditación a conciencia y sincera sobre lo bueno que deseas para ti y para los demás te ayudará a disparar las bajas vibraciones.
Siente, desde el fondo de tu corazón, los sentimientos más buenos y puros del alma, el universo reconoce esa energía y te la retirará con más amor, más abundancia, más gente buena a tu alrededor y un mejor camino para vivir en armonía.
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La ruda es una planta silvestre de olor penetrante y fuerte que crece de manera frondosa. Ya sea que la tengas en tu casa o te la regalen, el poder limpiador de esta planta es como el efecto que el blanqueador tiene sobre las manchas de la ropa.
La dura aleja la negatividad y esa energía deprimente, oscura y de mala suerte, es atrapada por la ruda y la transforma en energía positiva.
El baño con ruda se recomienda hacerse todos los viernes, dos veces al día. Uno por la mañana y otro en la noche antes de dormir. Si la situación, energéticamente hablando, es muy pesada y densa, lo mejor es hacerlo todos los viernes del mes.
Una vez la energía empiece a transmutar y comience a sentir vibraciones más altas, se puede reducir gradualmente el baño hasta llegar a un solo viernes por mes. Puedes cortar el baño cuando quieras o mantenerlo como rutina todo el año, una vez por mes.
La ruda tiene propiedades protectoras y purificadoras que pueden ayudar a eliminar las energías negativas que pueden haberse acumulado en una persona o en su entorno.
Al realizar el baño de ruda, vas a limpiar estas energías y a restablecer un equilibrio más positivo.
Un ritual sencillo que elevará el poder del baño de ruda.
Al agregar lavanda al baño de ruda, se potencia su efecto purificador y relajante, promoviendo la calma y la claridad mental.
Al encender una vela violeta, color asociado con la transmutación y la transformación espiritual, se intensifica la purificación y la elevación de la energía.
La ruda y la lavanda en este ritual, crean un ambiente propicio para la limpieza energética profunda y la renovación espiritual.